martes, 12 de mayo de 2015

Crónica 101 km La Legión 2015

Crónicas de esta carrera con todo tipo de detalles y por kilómetros hay multitud en la red, pero yo por mucho que intento acordarme de tantos detalles no puedo, estoy demasiado abrumado. Así que mi crónica será muy breve y la dividiré en tres etapas.

Etapa 1. Falta de experiencia

Tras apenas conseguir dormir no más de 2 horas en el polideportivo, todavía me acuerdo del personaje que a las cuatro de la madrugada encendió el motorcito para llenar su colchón, me levanté a las seis para ducharme. Tras la ducha empecé a notar lo que sería algo habitual a lo largo del día: La falta de experiencia.

Allí estaba yo en el polideportivo bloqueado intentando decidir si ponerme ya la vaselina o mejor esperar a estar en la salida, desayunar ya o no, llevar esto o lo otro. Al final desayuné en el bar de la entrada al polideportivo y tiré para el estadio. Al llegar allí le pregunté a un legionario si ya se podía entrar y me dijo que si pero que recordase que una vez dentro no se podía salir, entré.

Las más de dos horas que pasé en el estadio lo pasé fatal, solo había tres baños para los marchadores que creo eramos unos 2300 y el sol apretaba. Y yo soy de los que orina cada treinta minutos. Tras las fotos de rigor me senté en el césped a la sombra de una portería, me puse la vaselina y esperé a que se diese la salida. Cuando se dió la salida aproveché y fuí por fin al baño a orinar.

Salí de los últimos y durante unos 4 km lo único que podía hacer era andar al ritmo de los demás marchadores era imposible hacer otra cosa. Tras la llegada al primer avituallamiento que era de agua y que me salté por que había muuucha cola, empecé a tener la posibilidad de trotar así que cada vez que veía una cuesta favorable o un buen llano trotaba y en cuanto veía la más mínima subida me ponía a andar. 

El sol no paraba de pegar fuerte, el segundo avituallamiento también me lo salté ya que llevaba agua de sobra y seguía habiendo colas. 

Por dentro de Navetas, en unos de los tramos andando, un marchador de los que andaba con bastones y que llevaba varios 101 encima, trató de insinuarme que me estaba equivocando de estrategia. Me dijo que él a su ritmo iba a llegar por debajo de 19 horas y que muchos de los que ahora nos adelantaban corriendo, él los adelantaría después del cuartel. Después del cuartel me acordé mucho de este marchador y recé para que no me reconociera al adelantarme.

A partir del tercer avituallamiento no había tanta cola en los avituallamientos por lo que ya si me paré en todos, pero paradas mínimas rellenar bidones de agua y coger dos piezas de naranja, si las había. En un avituallamiento dentro de Navetas había sandwich que devoré y un donuts, el donuts, que al principio tenía claro que no me iba a comer, también lo devoré. Lo que no tomé en ningún avituallamiento fue refrescos.

Como me dijo el marchador de los palos en Navetas: "esta prueba es de ultradistancia y lo que hagas ahora se paga o se gana muchas horas despues" por lo que el título de esta etapa todavía parecía que tenía poco sentido.


Etapa 2. Sufrimiento

(Como esta crónica la estoy haciendo "de cabeza" no puedo poner kilómetros exactos)

El sufrimiento empezó al poco de empezar a subir la "cuesta de los cochinos" el sol pegaba fuerte pero teníamos una pequeña brisa que nos aliviaba. Estaba subiendo la cuestecita y al final tuve que buscar una sombra y sentarme a reflexionar sobre mi situación.  Estaríamos por el kilómetro treinta y poco, un dolor que había aparecido en el hombro era ya insufrible, era como si me estuviesen clavando agujas directamente al hueso, por otro lado tenía que quitarme las zapatillas y quitarme una "arenilla" que tenía y que me pinchaba.

Empecé a buscar soluciones; para el dolor del hombro solo podía quitar peso de la mochila y lo primero era deshacerme de una botella de 1,5 L de agua que llevaba (sí 1,5 kg de regalo) y que me había permitido saltarme los dos primeros avituallamientos. Rellené los bidones con el agua de la botella, llevaba dos bidones uno de solo agua y el otro con sales. El agua que sobraba en la botella casi toda me la bebí y un poco me la tiré por la cabeza. La botella vacía a la mochila para soltarla en el próximo avituallamiento. Lo de la arenilla en el zapato era más complicado porque dos veces me quité la zapatilla y por mucho que sacudía, al ponermela seguía notando esa sensación, por lo que la solución era "evidente" seguir palante y ya se quitaría solo.

Seguí con mi "estrategia" de trotar-andar, con cada vez más dolor en el hombro, cada vez más molestias de esa "arenilla" en el zapato y con un nuevo invitado: me había escaldado. Tenía vaselina en la mochila pero no quería parar, pensé que ya al llegar a Setenil haría balance de daños.

Llegué a Setenil y aprovechando que allí teníamos una explanada preparada (en Setenil  podían recoger mochila los que la hubiesen dejado) tras comerme un sandwich que nos dieron, empecé a realizar el balance de daños.

El dolor de hombros: era ya insoportable, no podía prescindir de nada de la mochila (o eso pensaba yo) y no me quería tomar un ibuprofeno. Todo el mundo con el que hablé se había tomado ya un ibuprofeno, pero resulta que el día antes leí un artículo que decía que era peligroso para los riñones y como una de las veces que oriné no me gustó el color de la orina, decidí que para el dolor de hombros la solución sería aguantarse. LLevaba en la mochila ibuprofeno y naproxeno, pero no me atreví.

La "arenilla" del pie izquierdo: le dí golpes a la zapatilla, metí la mano y estaba limpia. La arenilla debía estar dentro del calcetín, me lo fuí a quitar y había una parte que no se despegaba, es decir, el calcetín estaba como pegado a la piel y al tirar era doloroso. Pensé que eso sería una ampolla, no tuve el valor de tirar más del calcetín y que total que era un dolor tolerable, como si al pisar se te hubiese metido arenilla en el zapato.  Tampoco era para tanto y no fuese ahora a empeorarse por la tontería de tirar del calcetín, decidí que lo mejor sería volver a ponerme la zapatilla e ignorar ese dolorcillo. De verdad que era poca cosa.

El escaldao: saqué el bote de vaselina y me puse cantidades ingentes de ella, la idea no era que la piel la absorviese ni nada de eso, la idea era crear una capa protectora que separase el muslo de "mis partes".

Como ya había "solucionado" todo los imprevistos, era hora de coger la lucecita roja que te daban y seguir camino.

Seguí con mi "estrategia" de trotar-andar, hasta que en algún momento entre Setenil y Chinchilla (km 57-67), tras andar en una cuesta, cuando vino la bajada no me sentía con ganas de trotar saqué un hidrogel de la mochila y decidí que andaría lo que hiciese falta hasta recuperarme y ya luego trotaría. No volví a trotar en toda la carrera, no puedo explicar la sensación pero es que se me vino el mundo encima. No tenía fuerzas, y mentalmente estaba KO porque era evidente que si no podía trotar tendría que andar hasta el final de la carrera ¿Cómo iba a hacer eso? Además, cuanto más andaba peor se ponía el dolor de la ampolla, vamos que corriendo me dolía menos.

Aquí fue de verdad cuando empecé a vivir el "Sufrimiento", no por los dolores si no por saber que todo el camino hasta meta sería andando. Ojo, cuando me lamentaba de que sería andando aún no sabía que el termino correcto para lo mío tampoco sería andar sino más bien arrastrarse.

Pues nada, intenté andar y veía que me adelantaba cada vez más marchadores, intentaba ponerme a su ritmo y no sabía o no podía. Cuando ese grupo se me escapaba miraba a que distancia estaba el siguiente grupo y me proponía que no me cogerían, cuando finalmente me alcanzaban volvía a intentar ponerme a su ritmo pero de nuevo me era imposible y así me fueron adelantando marchadores y marchadores y marchadores y más marchadores, todos andando.

Llegué al cuartel sobre las12:30h, estaba frito no tenía fuerzas y mentalmente estaba agotado. Había leído infinidad de crónicas sobre el cuartel y sabía que no podía perder mucho tiempo allí. Pero es que necesitaba comer, entré al comedor, me pusieron unas salchichitas, un arroz tres delicias y creo que un caldo de pollo. Al parecer también te daban refresco y yogurt o fruta, pero como yo lo que tenía en mente era salir de allí eso ni lo vi. No encontraba la forma de salir del comedor con la bandeja y no me podía llevar el arroz "encima", así que ví una mesa al lado de una ventana abierta y me senté. Devoré las salchichitas, me comí el arroz tres delicias, cogí con la cucharita un poco del caldo me la llevé a la boca y noté una sensación rara, solté la cuchara me dirigí al corredor que tenía al lado y le dije: "me desmayo". A continuación me desplomé en la mesa.

Lo siguiente que recuerdo es a los legionarios poniéndome sobre la camilla y sacándome del comedor. En el trayecto trataba mentalmente de recomponerme de no dejar mi mente en blanco y por fin ya fuera del comedor con el fresco de la noche me noté recuperado. Le dije a la legionaria que había soportado la mayor parte de mi peso en la camilla, que estaba bien. Entonces ella me dijo que si me podía levantar me levantase de la camilla y me metiera en la ambulancia, le dije que no, que no me montaba en la ambulacia que cogía mis cosas y me iba. Al final me dejaron claro que no tenía otra opción que tenía que ir a enfermería o si o si, pero que no me preocupara que no estaba fuera de carrera que todo dependía del ok del médico. 

Venga ya, que todo dependía del ok del médico...esto olía a que aquí acababa mi prueba, en el trayecto hasta la enfermería, intenté convencer al conductor de que era una tontería ir a enfermería, que todo había sido un pequeño bajonazo, pensé que quizas pararía y me dejaría ir, pero no.

Ya en enfermería, me tomaron la tensión (11-7) y la temperatura (36ºC), me dieron el ok y el teniente médico me preguntó si quería seguir le dije que sí, me iba a ir pero un teniente coronel que también había allí me dijo que antes estuviese allí sentando en la camilla y allí me pasé un buen rato. Viendo cosas, que la verdad, no me apetecía ver.

Por fin, tras una eternidad, el teniente me hace caso y me dá permiso para irme. Me dirijo al lugar por donde estaba el camino de salida del cuartel, que estaba junto a la escaleras de subida al comedor, y cuando me dispongo a encender mi frontal  me doy cuenta de que no lo tengo. Prometo que yo lo notaba puesto, notaba hasta la compresión de la goma, pero me tocaba la cabeza y allí no había frontal. Me dirijo al comedor y le comento a los legionarios de la puerta que soy el que antes salió en camilla, que creo que el frontal se quedó en la mesa del comedor, un legionario me acompaña y se pone a buscarlo conmigo. Nada, no aparece el frontal el legionario me pregunta si he ido a enfermeria...(gracias a todos los legionarios un 10 para todos, muchas gracias de corazón). De vuelta a la enfermería me encuentro en una esquina de un barracon a unos de los corredores que me ayudó al desmayarme, estaba esperando para ser evacuado por abandono, le comento lo del frontal y me dice que me lo pusieron en la camilla. Sigo hacia la enfermería y veo la ambulacia y como el conductor acaba de ver un bulto "raro" en el suelo...mi frontal, por fin llego a él y casi llorando le doy las gracias. Al volver de nuevo hacia donde se salía del cuartel, me despido en condiciones del corredor que me ayudó y le doy las gracias.

Estaba a 10 metros de donde me dí antes cuenta que no tenía el frontal y a mi izquierda podía ver la sala de podología y fisioterapia, estaba tan hundido y sabía que ya había perdido tanto tiempo que tampoco pasaba nada por hacerme un masaje. Entré teniendo claro que no iba a decir nada de la ampolla que eso ya se aguantaba y punto, una voluntaria me preguntó que qué era lo más me dolía y me dío vergüenza decirle que el hombro, le dije que los gemelos y dos chicas fisioterapeutas voluntarias me hicieron una descarga de gemelos, que por cierto al parecer estaban muy cargados. De verdad que me dió vergüenza comentarle que entonces me mirara el hombro.

Por fin salí del cuartel, nada más salir paré abrí la mochila y saqué la vaselina, me puse una cantidad inmensa de vaselina en el escaldao y me la puse en uno de los bolsillos del cortavientos, ya que sabía que tendría que usarla cada pocos kilómetros. De verdad que no sé ni que hora era, por lo que realmente ni si quiera sé que tiempo pasé en ese cuartel, pero pasé mucho. Demasiado.


Etapa 3. Dureza

Quedarían unos 25 km, lo único que me quedaba era seguir arrastrándome -total, lo duro ya lo había hecho- que valiente te hace la ignorancia...Cuando digo que la etapa 3 es dureza, no quiero decir que ya no había sufrimiento. Lo que quiero decir es que ya había falta de experiencia+sufrimiento+dureza.

Ahora venían unas subidas que no se acababan nunca, pero nunca y cuando por fin se acababa y pensaba que todo lo que sube baja y que en las bajada uno descansa, te dabas cuenta del error. Las bajadas eran brutales, pero brutales y te sometían a una sobrecarga en las piernas tremenda.

Seguí avanzando cada vez más lento y cada vez más y más gente me adelantaba andando, yo seguía con mi técnica de primero intentar pegarme a ese grupito que me adelantaba y luego intentar que no me pillara el siguiente. Creo que hubo un tramo que tardé 15 minutos en hacer 100 metros.

Cada pocos kilómetros me ponía "pegotón" de vaselina, el dolor de la ampolla iba subiendo pero seguía camuflado por el dolor inmenso del hombro izquierdo. Había tramos que me descolgaba la móchila y la llevaba como un bolso de mano, tuve la tentación de dejarla y seguir sin ella. Ya no sé en que kilómetro pero si sé que demasiado tarde, se me ocurrió quitarme los palos de la mochila y llevarlos en la mano para aliviar el dolor (si, has leido bien, llevaba unos palos durante más de 80 km y nos los usé porque no sabía usarlos y porque en teoría su función era otra. Los llevaba por si los isquiotibiales de la pierna izquierda me volvían a dar problemas, usar los bastones como muletas hasta la meta). El dolor fue a menos al quitar el peso de los bastones, y pensé que llevaba más de cuarenta kilómetros viendo como la gente me adelantaba con los bastones y me había fijado perfectamente en la técnica, así que abrí uno de ellos y lo utilicé con la mano derecha, ya que la izquierda la tenía totalmente inutilizada debido al dolor del hombro. Me emocioné, el andar con bastón funcionaba, me ayudaba a subir el ritmo al andar, me ayudaba en las subidas y lo usaba para tener más seguridad en las bajadas. Así que al menos  estos últimos kilómetros llevaba menos peso en la mochila (alivio de dolor en el hombro) y por fín podía mantener un ritmo andando algo más decente.

Ví amanecer, llegué a Ronda no sin antes subir y subir (y lo peor...bajarlas) cuestas y más cuestas, hasta llegar a la última "la del cachondeo" que ya realmente me pareció la más fácil, no sé si por el palo o por la cantidad de cuestas duras que hay en esta etapa.

(Editado del 2019...en 2016 volví a hacer la 101 y realmente las cuestas son asequibles, pero como novato que era en el 2015 y frito pero frito que estaba aquellas cuestas finales se me hicieron eternas y las bajadas peor por el dolor de piernas que llevaba, pero si lees esta crónica comentarte que no hay zonas técnicas en la 101 y con un buen entreno todo el recorrido es asequible. Suerte con tu aventura)

Una vez arriba, por primera vez en toda la carrera experimenté ansiedad, ansiedad por llegar. El público me animaba y me decia: "venga ya está hecho está ahí al lado" y yo les respondía: "pero ahí al lado donde, en metros, en metros, cuantos metros faltan" y en ese estado me encontraba cuando un hombre que animaba me paró y me dijo "lo has conseguido tú solo, nadíe ha hecho esto por tí has sido tú solo, eres un campeón disfruta" me puse a llorar y no paré de llorar, la gente me aplaudía para animarme pero eso solo conseguía que llorase más y así llegué a la meta, cerré el palo, busqué el pasaporte para el último sellado y entré en meta roto, estaba vacio tanto física como mentalmente no podía más.


P.D. en esta crónica me guardo para mí muchas vivencias que no quiero contar, son las que le he ganado a esta prueba y me las guardo en mi cofre para mí.


5 comentarios:

  1. Bufff, esto es mucho mas que hacer una maraton con preparacion y todo, que conseguir una gran marca o hacer una gran dieta, es el sumun, el tope, lo maximo, el cum lauden, te has doctorado en sufrimiento, en epica, en lucha, en fuerza ,en fe en ti, en ganas, en garra, en coraje, en todo eso que solo la gente con una pasta de otro mundo consigue. Los tienes muy bien puestos y muy grandes, FELICIDADES¡¡¡, ha sido brutal...que tio....mi admiracion macho.
    Un fuerte abrazo Jose, descansa y mucho, despues de esto cualquier cosa para ti ya esta chupada en lo laboral, en lo familiar y en lo deportivo.Que grande eres como persona y como deportista, grande, grande...enorme¡¡¡¡.Que tio...

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  2. Me ha parecido impresionante tu cronica, este 2016 sera mi primer año, aunque yo lo hare en MTB. Tus comentarios nos sirven de mucho a los novatos.
    Gracias,

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  3. Gracias por comentar Felix, de verdad que se agradece mucho saber que a alguien le sirve. Te doy mi mejor consejo: DISFRUTA, VIVELA. Esta prueba muchos la hacen de forma equivocada buscando tal tiempo, esta prueba está pensada para dejarse los tiempos en casa y compartir un día con otras personas que disfrutan de tu deporte y con la Legión.

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